Ciberacoso

El ciberacoso puede definirse como un acto agresivo, intencionado y repetido realizado por un grupo o individualmente, realizado a través de medios electrónicos como teléfonos móviles o internet, contra una víctima que no puede defenderse fácilmente (Slonje, Smith y Frisén, 2013).

El acoso, en general, se separa de otras conductas agresivas en base a dos aspectos; el primero es la repetición, como se menciona en la definición anterior, y el segundo es el desequilibrio de poder.

Por lo general, la intención del perpetrador no es repetir el acto abusivo, pero debido al uso excesivo de la tecnología, esto puede escaparse de su control. Por ejemplo, una imagen con contenido ofensivo puede publicarse en Internet una vez, pero en consecuencia puede ser compartida varias veces por otras personas, no por el autor inicial. De esta manera, la repetición es inevitable y la víctima experimenta muchas veces la vergüenza.

En cuanto al desequilibrio de poder en términos de ciberacoso, no necesariamente se refiere a la “debilidad” física o psicológica, sino también al desconocimiento en las TIC y / o al anonimato que ofrece el ciberespacio (Slonje, Smith y Frisén, 2013). Estudios realizados hasta el momento indican que existe una correlación entre estudiantes con conocimientos avanzados en TIC y actividades realizadas, delincuentes, en línea. En cuanto al anonimato, generalmente la víctima desconoce la identidad del perpetrador y, por lo tanto, es difícil hacerle frente de manera
eficiente (Slonje, Smith y Frisén, 2013).


Motivos

Los motivos del ciberacoso se pueden dividir en dos categorías: internos y externos. Los motivos internos incluyen la ira, los celos, la voluntad de venganza o incluso el aburrimiento (Slonje, Smith y Frisén, 2013). Estos también pueden indicar problemas familiares. Además, el comportamiento de ciberacoso puede satisfacer la necesidad de imposición de poder (Nika, Gioldasi y Vitta, 2017).

En cuanto a los motivos externos, estos pueden ser la posible ausencia de consecuencias graves contra la o el perpetrador, o el hecho de que el perpetrador puede ser reacio o temeroso de proceder en un encuentro cara a cara con la posible víctima (Slonje, Smith y Frisén, 2013).


Consecuencias

  1. La víctima y el agresor a veces experimentan emociones negativas como ira, tristeza, ansiedad, vergüenza, miedo, culpa a sí misma/o y falta de autoestima.
  2. En cuanto al contexto escolar, se ha notado concentración afectada negativamente, bajo rendimiento académico, pero también ausencias de la escuela (Šléglová y Cerna, 2011).
  3. Las víctimas pueden sentirse tan indefensas, solas, avergonzadas y desesperadas que pueden decidir suicidarse.
  4. Tanto las víctimas como los agresores pueden estar socialmente marginados y, por tanto, las emociones antes mencionadas se intensifican.
  5. Las víctimas pueden no intentar defenderse porque piensan que este comportamiento abusivo es “normal” o esperado o que lo merecen, al sentirse inferiores (Šléglová y Cerna, 2011).


Maneras de contrarrestarlo

  1. Es realmente importante que tanto los adolescentes como los adultos estén informados y sean conscientes de la seguridad en Internet y las diferencias funcionales entre varios medios de tecnología (Olweus, 2012).
  2. Otras soluciones prácticas son bloquear a personas desconocidas en las redes sociales y cambiar a menudo contraseñas y nombres de usuario.
  3. Pide ayuda a una persona conocida o un experto (Slonje, Smith y Frisén, 2013). Habla sobre una mala experiencia por la que estés pasando o por la que pasaste en el pasado y comparte tus sentimientos. Esto te ayudará a sentirte más aliviada/o y te ayudará a encontrar una solución más fácilmente.
  4. Los padres deben tener la mente abierta y ser esencialmente cercanos a sus hijos e hijas, para que estos se sientan libres de discutir temas como el ciberacoso y la cibervictimización.
  5. Es de vital importancia, al navegar por Internet, conocer los derechos de las personas y cómo respetarlos.
  6. Organizar cursos o seminarios de formación sobre ciberacoso y formas de contrarrestarlo.


Estudios de caso

Brandy Vela (1998-2016), de 18 años, estaba en el último año de la escuela secundaria y se suicidó en noviembre de 2016 después de años de acoso en persona y en línea por parte de sus compañeros en relación a su peso. Según su hermana, los acosadores crearon sitios web de citas, donde mintieron sobre su edad, publicaron su foto y usaron su número de teléfono para decirle a la gente que se está entregando por sexo gratis para llamarla. Brandy se disparó en el pecho con una pistola y murió en el hospital al día siguiente. Después de su muerte, un par de adolescentes fueron
arrestados por intimidarla (colaboradores de Wikipedia, 2020).

Megan Meier (1992–2006), de 13 años, era una adolescente estadounidense de Missouri que se suicidó ahorcándose unas semanas antes de cumplir catorce años. Un año después, sus padres, tras haber realizado una investigación sobre el asunto de su suicidio, descubrieron que se le atribuía un ciberacoso a través de la red social Myspace. Las personas tenían la intención de usar los mensajes de Meier para aprender más sobre ella y luego humillarla (colaboradores de Wikipedia, 2020).

Referencias

Nika, D., Gioldasi, P., & Vitta, F. (2017). Cyber bullying) vs cyber stalking.

Olweus, D. (2012). Cyberbullying: An overrated phenomenon?. European journal of developmental psychology, 9(5), 520-538.

Šléglová, V., & Cerna, A. (2011). Cyberbullying in adolescent victims: Perception and coping. Cyberpsychology: journal of psychosocial research on cyberspace, 5(2).

Slonje, R., Smith, P. K., & Frisén, A. (2013). The nature of cyberbullying, and strategies for prevention. Computers in human behavior, 29(1), 26-32.

Wikipedia contributors. (2020, November 27). List of suicides that have been attributed to bullying.Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_suicides_that_have_been_attributed_to_bullying